domingo, 25 de julio de 2010

¨Reflexiones¨


APRENDER A PERDONAR EN UNA SOCIEDAD ENDURECIDA


El perdón es un gran acto de amor. No se trata de pedirlo por una pequeñez: un pisotón, un golpe inesperado o una cosa trivial. Hablo de perdonar cuando se ha cometido una humillación, una herida en el corazón de otra persona, un desprecio, una injusticia flagrante, un maltrato físico o psicológico, sabiendo muy bien lo que se hacía.

Pienso ahora, mientras escribo estas líneas, en tantas situaciones terribles por las que pasa el ser humano: por ejemplo, los dramas de matrimonios rotos en donde la dureza, la tortura psicológica y el despecho sistemático hizo estragos y llevó las mejores ilusiones.

El inventario de sufrimientos que puede padecer una persona, llegan a formar un mosaico en donde se hospedan una serie conductas de sinsabores, tristezas y desencantos, unas veces de forma clara, otras, camufladas, que constituyen un mapa de dolor físico y psicológico.

El principal problema que se plantea aquí es quedarse instalado en el rencor y entonces, puede suceder que unos de los motores principales de esa vida sean la revancha y el odio. Son dos caras de una misma moneda. En la revancha rige esta fórmula: el que la hace la paga y hay que buscar el momento oportuno para devolver el golpe; hay desquite y actitud de venganza. Mientras que el odio es el deseo de destruir al otro o hacerle todo el daño posible, de palabra y de obra; hay aversión clara hacia esa persona, esperando que le sucede algún mal de importancia.

El perdón tiene dos notas: una inmediata y otra mediata, cercana y lejana. Te perdono, me perdonas. Y después, pasar la página, porque el perdón consiste en renunciar a la venganza y al odio. De este modo la persona no se endurece y de ahí brotará una nueva forma de entender la vida.

¿Qué quiere decir perdonar? Significa aceptar los hechos e intentar comprender esa conducta y tratar de que el tema se aleje del escenario mental cada vez más. Y ser a esa persona como digna de compasión. Sin un profundo sentido espiritual no es posible el verdadero perdón.

El acto de perdonar es de una sabiduría superior. No es algo que se pueda valorar a corto plazo, sino en las distancias largas. La venganza y el odio envenenan la vida. Una persona resentida queda atrapada en el pasado y le va a costar proyectarse de forma sana hacia el futuro. Guardar rencor no tiene sentido, yo sufriendo y pasándolo mal por el agravio recibido y mientras tanto, la otra persona tranquila y reposada haciendo su vida y ajena a lo que yo estoy pasando.
La capacidad para olvidar y perdonar es propia de las personas maduras y llenas de amor. Es más fácil hablar del amor que practicarlo.

El perdón es la forma más alta de amor gratuito. No hay otra más elevada. Es la gran salida. Merced al perdón se deshacen los nudos. Llegar a adquirir la cultura del perdón es estar cerca de una de las puertas de entrada del castillo de la felicidad.
Fernando Latouche
ferlatouche@hotmail.com
Escritor, Conferencista, autor del libro Retomando Nuestra Esencia

Quiero Agradecer al Gran Amigo Fernando Latouche, Escritor , Conferencista y Columnista de un Gran Diario Valenciano, publicar sus reflexiones en nuestra Pagina para todos nuestros usuarios en Venezuela y el Mundo, Espero les agrade,  pueden comunicarse atraves de su Correo Ferlatouche@hotmail.com.
 
 Julio 2010

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