Para los Incredulos!


Diccionario para entender el caos económico en Venezuela

a. fernández / madrid
Día 24/11/2013 - 13.40h
La economía del chavismo es una de las más enrevesadas y arbitrarias del mundo. De aquí la necesidad de una guía para orientarse en su laberinto
Diccionario para entender el caos económico en Venezuela
Cola junto a un comercio de Caracas al que los inspectores han obligado a bajar los precios

Un enrevesado sistema de organismos y siglas ha convertido a la economía venezolana en una bomba de relojería, lista para estallar en cualquier momento, por sus arbitrariedades, falta de acceso a las divisas, escasez de productos básicos y desaliento a la producción. Los fabricantes han perdido apoyo, seguridad jurídica y económica: les es más rentable importar y dedicarse a la distribución.
Control cambiario

El 5 de febrero de 2003 (hace diez años), en Venezuela se estableció de nuevo un régimen de control cambiario. Esto, según el diario económico venezolano «El Mundo», se realizó tras un convenio suscrito entre el Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Venezuela. Para hacer efectivo este control, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez decretó la creación de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi).
Cadivi, la llave para acceder al dólar

Cadivi son las siglas con las que se identifica la Comisión de Administración de Divisas, cuyo principal objetivo es la administración, coordinación y control de la política cambiaria de Venezuela. Es decir, todo venezolano (empresas o personas naturales) que desee cambiar bolívares por dólares o euros para uso personal o para llevar a cabo importaciones, deberá pasar por este control. La asignación dependerá de un trámite engorroso y de si la persona cumple con los criterios establecidos por el órgano. A través de Cadivi se obtienen dólares a precio oficial. El precio de la divisa ha variado en los últimos diez años, pero en la actualidad tiene un precio fijo de 6,3 bolívares, un valor que los economistas califican como «irreal» a la situación del mercado. Se debe entender que si algún venezolano quiere viajar al extranjero, primero deberá pasar por este órgano para conseguir divisas y el permiso para utilizar sus tarjetas de crédito en el exterior. Si no hace esto, ninguna casa de cambio en el extranjero aceptará sus bolívares así como tampoco podrá sacar dinero de cajeros.
Sicad

Son las siglas para identificar al Sistema Complementario de Administración de Divisas. Es decir, complementa los trámites que se realizan desde Cadivi y otorgan divisas «necesarias» para la importación de bienes fundamentales. El Sicad fue creado en 2013 y sustituye a otro organismo, el Sitme. A diferencia de Cadivi o el extinto Sitme, el otorgamiento de divisas se realiza a través de subastas públicas. Pueden participar en el Sicad, tanto las personas naturales como las personas jurídicas residentes en Venezuela. Como se trata de una subasta el precio fluctúa dependiendo de la demanda y oferta. El Sicad reúne a las empresas que están inscritas en el Rusicac y en el Registro de Usuarios del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Rusitme). Pero hay otras pequeñas y medianas empresas que no han podido entrar en esa lista, en consecuencia, quedan fuera de las subastas y deben recurrir al mercado negro (mercado negro) para comprar divisas necesarias para importar productos, para producir o para comercializar.
Mercado negro

El mercado paralelo, es decir, el no oficial, siempre tiene divisas disponibles. Sucede que el precio de divisas (dólar o euros) se dispara en el mercado negro. ¿De dónde salen estas divisas? De las llamadas empresas de «maletín». Son entidades que reciben asignaciones de divisas a través de Cadivi —que en teoría deberían pasar un gran control— y que luego las revenden a comerciantes o empresas que necesiten el dinero de forma rápida. Esto en el caso de grandes cantidades de dinero. También se ha detectado el caso de fraudes a Cadivi a través de las divisas otorgadas a los viajeros. En el mercado negro el euro o dólar cuesta hasta un 984% más que en mercado oficial.
Falta de apoyo al productor

Desde hace algunos años, en Venezuela, los productores han perdido apoyo, seguridad jurídica y económica. Las dificultades se han hecho más palpables, tanto para obtener materias primas como para obtener productos terminados. Ante esta situación los que otrora fuesen productores, ahora les es más sencillo dedicarse sólo a la distribución. Luis Vicente León, economista y presidente de la firma Datanálisis, apuntaba en un programa de radio los empresarios no se arriesgan a producir ya que los costes de producción suelen estar muy por encima de los precios regulados por el Gobierno.
Expropiaciones sin sentido

No es un secreto el fenómeno de las expropiaciones de empresas en Venezuela. Este tipo de medida se tomaba con la excusa de que la empresa no estaba produciendo, o que fomentaba la inestabilidad económica del país. Sin embargo, empresas expropiadas como Sidor, Invepal o Rial utilizaron en 2012 solamente entre 16% y 66% de su capacidad productiva, según las cifras de la Memoria y Cuenta del Ministerio de Industrias, citado por «El Universal». El Gobierno de Nicolás Maduro ha llegado incluso a «reexpropiar» empresas como Industrias Diana debido a la mala gestión.
Sistema enrevesado y corrupción

El consumidor necesita el producto ya en la estantería. La empresa, en caso de que pida divisas a Cadivi, tiene un tiempo entre que realiza la solicitud, se aprueba, se asigna y el dinero llega al fin a sus manos. A parte de los numerosos trámites burocráticos, se suma la corrupción interna. Esto no es un mito. Incluso el mismo Gobierno de Maduro ha reconocido esta corrupción y la ha denominado «cadivismo». Esto se traduce, si la empresa no tiene a un conocido con poder dentro del organismo, en que quizás el trámite se demore mucho más.
Escasez

El Gobierno saca a la calle dinero. Por lo tanto, hay liquidez de bolívares. El venezolano demanda los productos que la producción nacional no puede abastecer. Por esto, las empresas recurren a la importación. Para importar deben tener dinero, pero los bolívares no sirven para ello, así que deben solicitar divisas a través de los organismos que controlan el sistema cambiario. Estas solicitudes en muchos casos no se procesan en el orden que llegan y tardan hasta 180 días solo en entregar el dinero (aparte del tiempo de solicitud y aprobación). La demora en la entrega de los dólares ha ocasionado que los proveedores internacionales no reciban más pedidos de empresas venezolanas hasta recibir el pago. Esto se traduce en que las empresas no pueden traer los productos, por ende, anaqueles vacíos (estanterías vacías). Según el Banco Central de Venezuela, laescasez se situó en el 22% y los precios regulados impuestos a la fuerza por el Gobierno van a acentuar la situación. «La escasez se va a agudizar porque a las tiendas se les acabarán sus mercancías y tendrán problemas para reponerlas porque las obligan a vender sus productos a un precio por debajo de la realidad», dijo a AFP el economista José Guerra.
Precios altos

Hay muchos factores que se mezclan para que los precios de tantos productos sean exorbitantes. Lo principal, muchos costos no se calculan a precio de divisa oficial sino en negro, y esto ya incrementa el valor de un producto en un 900% ¿Por qué calcular a valor del mercado paralelo? Las empresas que no pueden asumir la tardanza de Cadivi o Sicad recurren al mercado negro para obtener sus divisas y pagar a los proveedores. No siempre es el caso. Hay otras empresas que sí reciben dólar «Cadivi» pero el sistema no les ofrece la garantía para obtener ese precio preferencial otra vez, así que calculan sus costos de producto en función de los próximos gastos a dólar negro.

También existen casos de empresas que aunque reciben divisas oficiales ofrecen sus productos a precio de mercado paralelo. Es decir, especulación en su máxima expresión. Hay otros pequeños comerciantes que compran a distribuidores y se deben ajustar al precio que estos les ofrecen. Ellos deben aplicar un margen de ganancia, y por eso sube aún más el precio.

Vale acotar que no todas las empresas reciben esta divisa. Según los datos de INE (2008) recogidos por Últimas Noticias, en Venezuela funcionan 471.922 empresas, de las cuales sólo un 2% (10.373) han recibido dólares preferenciales entre 2004 y 2012.
Caso Daka, comienza la guerra económica

La «guerra económica» anunciada por Maduro comenzó por Daka, una empresa importadora de electrodomésticos constituida en 2004 por los hermanos Dagga Mujamad. Según los datos publicados por Cadivi, Daka (bajo el nombre de Cyberlux de Venezuela) ha recibido más de 407 millones de dólares en los últimos años. A pesar de haber recibido dólar preferencial, vendía su mercancía a precio de mercado negro o superior. Han abiertos expedientes por delitos de «usura» y remarcaje de mercancía.

 Internacional

Desabastecimiento y violencia en la Venezuela de Maduro

ludmila vinogradoff / caracas
Día 21/10/2013 - 19.58h
En el poschavismo, hacer la compra, ir a trabajar o repostar gasolina son tareas de alto riesgo. ABC acompaña durante una jornada a una pareja venezolana
Desabastecimiento y violencia en la Venezuela de Maduro
l. vinagradoff

Victoria pasa ocho horas semanales en la cola de ocho supermercados distintos para poder completar la compra básica familiar

Lo primero que piensa Victoria Araujo al levantarse a las cinco de la madrugada, religiosamente de lunes a viernes, es que no la vayan a robar o secuestrar ese día. De camino a su trabajo, un trayecto de 16 kilómetros que le lleva hora y media por carretera desde la urbanización Alto Prado hasta el centro de Caracas, sortea los peligros conduciendo su coche preferiblemente por el carril rápido para que «no se me peguen los delincuentes motoristas y me atraquen».

Victoria y su esposo Arturo Chang cuentan cómo es su día a día a ABC, todo lo bueno y malo de vivir en la capital de Venezuela, una ciudad de más de cuatro millones de habitantes, a la que le queda poco de su antigua imagen etiquetada como la «sucursal del cielo» desde que la cambiaron por la isla de la «felicidad cubana» hace quince años.
Ella es una joven diseñadora gráfica de 40 años que trabaja en la revista «Estampas» de «El Universal» y está casada desde hace cuatro años con Artur o Chang, más conocido como el «Chino», un apodo atribuido a su apellido oriental, porque sus ojos verdes y redondos bien podrían delatar un origen muy distinto. Él es un ingeniero electrónico de 41 años que trabaja en la compañía Telefónica Movistar.
Clase media venida a menos
Arturo prefiere la moto porque así llega más rápido al trabajo, donde no tiene un horario flexible como el de su mujer. Cada uno gana un salario de 18.000 bolívares mensuales (300 euros) lo que suma un ingreso familiar de 600 euros, que es una cantidad relativamente suficiente para vivir una pareja de clase media sin hijos y sin otros agobios que los que ocasionan el desabastecimiento de alimentos y productos básicos, la inflación galopante que alcanza el 45 %, el cierre de numerosas empresas, el desempleo, la falta de viviendas para alquiler, la escasez de divisas, la inseguridad jurídica para las empresasl, la paranoia por la inseguridad y la violencia que el año pasado se saldó con más de 21.000 asesinatos.

Victoria tiene motivos para sentirse paranoica con la delincuencia. Desde las cárceles, los «pranes» ( jefes caudillos) ordenan seguir a potenciales víctimas para los «secuestros exprés». «Por esta razón no pongo mis datos ni mis fotos familiares en las redes sociales. La consigna es poner datos falsos para que los criminales no extorsionen». Venezuela ostenta récords mundiales nada envidiables como los niveles de la cor r upción, l a vi ol e nci a y l a f al t a de transparencia, de libertad de expresión y democracia. Presenta un retroceso e involución preocupante en materia de derechos humanos. Todos se preguntan si el país vive una dictadura maquillada o una caricatura de democracia.

La jornada oscurece temprano. Ya a las seis y media de la tarde es de noche y hay que encender las bombillas. Las ciudades se acuestan temprano como las gallinas al ocultarse el sol. Caracas parece una gran cárcel por las rejas que presentan las viviendas. La mayoría de los muros están protegidos por serpentinas de púas de acero o alambre eléctrico. El gasto en seguridad pesa mucho en los presupuestos de las comunidades.
Ropa de saldo
La factura de la comunidad de su edificio en Alto Prado la paga Victoria, aparte de la hipoteca de 5.000 bolívares (83 euros) y el mercado de 4.600 bolívares (76 euros). Los otros gastos de la casa los paga Arturo y así entre los dos equilibran el presupuesto familiar. «Antes compraba mi ropa en Zara, pero he dejado de hacerlo porque está sumamente cara por la inflación y el encarecimiento del dólar en el mercado paralelo. Ahora compro ropa en un sitio llamado Outlet SOS o cuando tengo la posibilidad de viajar al extranjero. Algo cada día más complicado», cuenta Victoria.

La carestía de la vida le ha hecho restringir los gastos de ocio y disfrute de los fines de semana. Su calidad de vida ha bajado con el régimen chavista. «Ya no vamos al cine, ni a restaurantes porque la cuenta de una cena de dos personas no baja de 2.000 bolívares (33 euros), sin contar vinos o licores. El otro día fui sola a ver una película tipo 3D y me costó 500 bolívares (8,33 euros), demasiado caro, ya no voy más al cine».

Pero lo más complicado de todo es el sobrevivir día a día. «Para comer como hace dos años tengo que recorrer ocho supermercados y tiendas a la semana hasta conseguir los productos básicasos y racionados como leche, azúcar, café, pollo, papel higiénico, arroz, aceite. Paso una hora en cada cola (son ocho horas a la semana). Tengo una red familiar. Si alguien consigue esos productos, entonces compra para la familia y luego los repartimos. Pero también en la oficina salimos corriendo cuando alguien nos avisa por el móvil de que hay papel higiénico en determinada tienda», cuenta Victoria.

Arturo hace todo lo que puede para que los bolívares le alcancen hasta fin de mes. Su imaginación y creatividad lo ha empujado a buscar otras fuentes de ingreso en su tiempo libre para redondear, como la de fabricar cerveza artesanal que ya está teniendo aceptación en restaurantes de lujo de Caracas .

 Internacional

Colas en los comercios de Venezuela como si se fuera a acabar el mundo

ludmila vinogradoffludmilavino / corresponsal en caracas
Día 16/11/2013 - 06.37h
Los dueños viven aterrados por militares, inspectores y vándalos
Colas en los comercios de Venezuela como si se fuera a acabar el mundo
reuters

Larga cola junto a un comercio de Caracas al que el Gobierno le ha obligado a bajar los precios a la mitad

En Venezuela hay exceso de colas y escasez de productos. La fiebre por comprar las rebajas forzadas por las medidas «electoralistas» del presidente Nicolás Maduro de cara a los comicios municipales del 8 de diciembre, ha llevado a los venezolanos a hacer largas colas desde la madrugada, desafiando el frío, la lluvia y la inseguridad de la noche.

Por todos los lados hay colas, como si fuera una guerra o el fin del mundo. Cuando en los supermercados aparece de pronto alguno de los alimentos que escasean -como el azúcar, el arroz, la leche, el pollo, la harina de maíz o el papel higiénico- se forma una fila espontánea que arrasa con el producto en un abrir y cerrar de ojos.
«Profesionales» de las colas

Y ahora también ante los escaparates de los comercios de electrodomésticos, juguetes, ropa, calzado, ferretería, repuestos de automóviles, concesionarios..., se agolpan los compradores esperando las rebajas como si fuera agosto. Muchos de los «profesionales» de las colas revenden su puesto hasta por 1.000 bolívares (117 euros, al cambio oficial de 8,50 bolívares por un euro) a los que no pueden perder cuatro horas de espera para entrar en la tienda.

Los comerciantes aseguran que Maduro desató los demonios cuando el pasado fin de semana pasado ordenó «vaciar» la cadena de electrodomésticos DAKA, en la ciudad de Valencia. Los saqueadores vaciaron la tienda y los intentos de saqueo se multiplicaron en otras ciudades como Puerto La Cruz, San Félix, Upata, Maturin, Maracaibo, donde los comerciantes rogaban entre lágrimas a los militares que no se los llevaran presos. En total hubo unos cincuenta detenidos.
«Iré a la quiebra si el Gobierno me obliga a bajar un 50% los precios»
Todos sienten miedo. Bajo la presión de militares armados, los inspectores y la amenaza de los vándalos, los comerciantes se han entregado. «para que bajáramos los precios» Aquí llegaron los uniformados con fusiles largos de guerra a amedrentarnos , señaló Lyvia Morales, una empleada.

ABC hizo un recorrido por las tiendas de electrodomésticos en el municipio caraqueño de Chacao. Juan Carlos Soto, dueño de Tuelectronics, aseguró que su tienda no puede rebajar un 50% en los precios, sino un 15%. «Nosotros no tenemos dólares para importar. Compramos directamente a los distribuidores y aplicamos hasta un 30% el margen de nuestra ganancia».

En su tienda no hay cola, los clientes entran y preguntan. Una cliente se fue con las manos vacías, dijo que prefería hacer cola en otra parte para comprar más barato.

«Si el Gobierno me obliga a bajar un 50% los precios, entonces voy a la quiebra. No tengo cómo reponer la mercancía. Con su plan de controlar todo y limitar las ganancias, debería darnos garantía para la reposición de la mercancía. Si no tengo qué vender, cierro. Siempre he dormido tranquilo, pero desde hace una semana no duermo bien porque veo con preocupación el futuro inmediato y no sé si podré continuar con el negocio dentro de un mes», afirma con tristeza Soto.
Lista de productos con un 15% de descuento en un comercio de Chacao, en Caracas
l. V. caracas
2.941 euros es el precio de una lavadora de 15 kilos (25.000 bolívares al cambio oficial de 8,5 bolívares por euro). Una de 6 kilos cuesta 1.294 euros (11.000 bolívares)
3.058 euros vale una televisión de plasma de cuarenta pulgadas (26.000 bolívares). Por un aparato de 32 pulgadas piden 2.002 euros (17.024 bolívares)
3.600 euros cuesta una nevera de 1,70 metros (30.600 bolívares), mientras que una de 1,65 metros se vende a 2.748 euros (unos 23.360 bolívares)
2.860 euros es el precio de una cocina de seis fuegos (24.310 bolívares). Por otro lado, una cocina de cinco fuegos empotrable vale 4.470 euros (38.000 bolívares)

Internacional

Cuba envía más de 2.000 agentes para apuntalar a Maduro en el poder

emili j. blasco / corresponsal en washington
Día 13/03/2013 - 12.34h
Los 100.000 barriles de petróleo que Caracas manda a La Habana cada día se pagan con enviados del castrismo que acaban controlando en gran medida Venezuela
Cuba envía más de 2.000 agentes para apuntalar a Maduro en el poder
Cuba jugó fuerte en la gestión política de la enfermedad de Hugo Chávez y ahora está volcada en asegurarse de que el proceso electoral beneficia a Nicolás Maduro. Además del alrededor de 46.000 colaboradores cubanos que oficialmente viven en Venezuela, todos con la misión se garantizar la revolución chavista, La Habana está enviando un destacamento de agentes para el control electoral, que podría llegar a los 2.500 efectivos, de acuerdo con información de inteligencia salida de la isla.
«Estamos aquí para ratificar nuestra entrega; si hasta ahora lo estábamos dando todo, ahora estamos dispuestos a dar hasta nuestras vidas, nuestra sangre si fuera preciso por esta revolución», proclamó la semana pasada Roberto López, jefe de las misiones cubanas en Venezuela, cuando una representación de estas rindió honores ante el cadáver de Chávez.

De la continuidad del chavismo depende la pervivencia del régimen cubano. Los 100.000 barriles diarios de petróleo que Venezuela envía a su aliado suponen 3.700 millones de dólares al año. Cuba no los paga directamente, sino que básicamente devuelve el favor con sus 46.000 ciudadanos que en Venezuela oficialmente trabajan como médicos, maestros, preparadores físicos… Unos servicios que Caracas paga extrañamente caro.

«Todo eso es una tapadera que esconde el control que Cuba tiene de Venezuela», asegura un anterior alto cargo de la estructura de poder chavista emigrado a Estados Unidos, que mantiene el anonimato para evitar represalias contra su familia. «El centro de operaciones de la inteligencia cubana, el G2, está en la sede que en Caracas tiene la agencia de noticias cubana Prensa Latina», denuncia.

Esta persona indica que el control cubano es «absoluto», desde el mando en la expedición de los documentos nacionales de identidad a la gestión de los registros oficiales de todo tipo: de propiedad, mercantiles… «Todos los datos informatizados de los ciudadanos venezolanos se manejan desde Cuba», dice.

Las dimensiones de esa supervisión foránea han sido apuntadas con frecuencia en los medios. «The Economist», por ejemplo, identificó hace dos años a Bárbara Castillo, exministra cubana, como alguien con un poder mayor que los propios ministros venezolanos, según testigos presenciales.
Rendir cuentas
«Los jefes cubanos son una estructura paralela a la que las propias autoridades venezolanas tienen que dar cuenta, también en el Ejército o la Judicatura», apunta la fuente antes mencionada, que corrobora el caso de Bárbara Castillo. También asegura tener conocimiento de la rendición de cuentas que el actual ministro de Defensa, Diego Molero, estuvo realizando ante instancias cubanas sobre militares afectos y desafectos en su anterior puesto como responsable de la «contrainteligencia de Miraflores» (el palacio presidencial).

Agentes cubanos se han venido ocupando, además, de la función de guardaespaldas de las figuras institucionales más importantes del país, comenzando por el propio Hugo Chávez. Estos días se ha visto a su inseparable jefe de seguridad personal cubano desfilando junto al féretro.

La cifra exacta de cubanos en Venezuela se ignora. En alguna ocasión La Habana ha hablado de 65.000 personas. La más reciente es la de 46.000, ofrecida en la Asamblea Nacional venezolana. Pero dado el secretismo de parte de sus operaciones es difícil dar crédito a cualquier número. El respetado escritor, historiador y exministro Simón Alberto Consalvi, fallecido el lunes, incluso llegó a hablar de 100.000.
«Cubazuela»
Su llegada comenzó a producirse a partir de la firma en octubre de 2000 del primero de los más de 150 acuerdos suscritos desde entonces entre Cuba y Venezuela, inaugurando lo que muchos han denominado como «Cubazuela». «Dos países, una sola nación», dijo Fidel Castro en 2005. «Con una sola bandera», añadió Chávez. Y Castro apostilló: «somos venecubanos».
En abril de 2001 llegaron los primeros 6.000 médicos para el programa llamado Barrio Adentro, que hoy oficialmente alcanza los 30.000 efectivos. Se trata de la prestación sanitaria a las clases más populares venezolanas. Médicos, enfermeras y otro personal llegado de Cuba residen en esos mismos barrios. El control de datos personales en los ambulatorios y esa presencia capilar garantiza el control ideológico y electoral del grueso de los potenciales votantes del chavismo.
«Nos sentimos doblemente comprometidos y hemos asumido esta triste eventualidad con mucha disciplina, con mucho deseo de seguir adelante apoyando al pueblo venezolano y en todos los procesos que se avecinan», declaró uno de los médicos a la cadena nacional TeleSur

Noviembre 2013
 Recopilado por AGS 









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