AUTOCRÍTICA. Si somos capaces de reconocer los errores, los puntos débiles en nuestras vidas, más allá de hacernos débiles o de crear una mala imagen, nos fortalece mucho más como seres humanos. Todos nos criticamos de vez en cuando. Cuando hemos cometido un error, cuando se nos cae un vaso, cuando deberíamos haber hecho y no hicimos algo. Rápidamente nos sale una voz que nos dice: “¡Idiota! Cómo no te has dado cuenta… Otra vez…”. Evidentemente, esta voz interior crítica tiene una función: nos permite darnos cuenta de nuestros errores, aprender de ellos y “no volver a cometerlos nunca más”. Es parte de nuestro sistema de funcionamiento, que aprende a base de ensayo-error y de hacerse consciente de los errores. La persona que no tenga una mínima capacidad de autocrítica será una persona rígida, autoritaria y, a la larga, infeliz porque sentirá que “todo se pone en su contra”. La crítica es, pues, necesaria y útil, pero una cosa es utilizar esta función natural de la que disponem...