APRENDER A PERDONAR EN UNA SOCIEDAD ENDURECIDA El perdón es un gran acto de amor. No se trata de pedirlo por una pequeñez: un pisotón, un golpe inesperado o una cosa trivial. Hablo de perdonar cuando se ha cometido una humillación, una herida en el corazón de otra persona, un desprecio, una injusticia flagrante, un maltrato físico o psicológico, sabiendo muy bien lo que se hacía. Pienso ahora, mientras escribo estas líneas, en tantas situaciones terribles por las que pasa el ser humano: por ejemplo, los dramas de matrimonios rotos en donde la dureza, la tortura psicológica y el despecho sistemático hizo estragos y llevó las mejores ilusiones. El inventario de sufrimientos que puede padecer una persona, llegan a formar un mosaico en donde se hospedan una serie conductas de sinsabores, tristezas y desencantos, unas veces de forma clara, otras, camufladas, que constituyen un mapa de dolor físico y psicológico. El principal problema que se plantea aquí es quedarse instalado en el ...